A sus 23 años, Robert Pattinson (en la foto de abajo) necesita respirar. Le ahoga la histeria planetaria de las legiones de fans que gritan, tiemblan y lloran solo con oír su nombre. Basta, ha llegado el momento decir adiós. Que no cunda el pánico. El chico no va a retirarse para siempre. Pero sí se va a dar un respiro. "Un tiempo de descanso hasta que la histeria se difumine". Palabras textuales. 
Después de una multitudinaria conferencia de prensa (más de 100 periodistas acreditados), el protagonista de La saga Crepúsculo --cuya nueva entrega, Luna Nueva, se estrena el día 18-- mantuvo varias entrevistas con reporteros en la habitación de un hotel desde la que se oía perfectamente el clamor de las adolescentes en la calle. Y ahí, en la habitación, se atrevió a decir lo que no dijo en la conferencia de prensa. "Voy a darme un descanso, sí. Me aterra tener nuevos proyectos en los que el nivel de exigencia sea altísimo. A mí, en cine, también me gusta experimentar, hacer cosas pequeñas", contestó el actor londinense, mucho más tímido que otros colegas de profesión. Pattinson puede estar hasta el gorro de sus fans. Motivos no le faltan. Su vida se ha convertido en una no vida.
Pero el intérprete entiende un poco a sus admiradoras. Él también perdió el norte por una estrella. Fue hace años y se llamaba Tom Waits. Era la primera vez que Waits actuaba en Londres en 25 años y Pattinson no quería perdérselo. Las entradas se agotaron y acudió a la reventa. "Costaban unos 800 euros, así que llamé a todos mis amigos para ver si podía reunir el dinero", explicó.
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